De palabra fácil y sonrisa constante. Dedica su vida a la propagación del yoga tal y como se lo transmitieron a él. Sin embargo, no parece un yogui al uso, aunque lo es a tiempo completo.
Gopala, o José María Márquez, es un hombre de palabra fácil y sonrisa constante que dedica su vida a la propagación del yoga tal y como se lo transmitieron a él. Sin embargo, no parece un yogui al uso, aunque lo es a tiempo completo. Ha incorporado el yoga en su trabajo en el Consejo General del Poder Judicial, imparte clases en el Curso de Formación de Profesores que cada año el Centro Sivananda de Madrid organiza en Aluenda (Zaragoza) y escribe artículos para diversas revistas de yoga. Además, este año ha publicado su tercer disco de poesía, con música de David González. Le entrevistamos durante un pequeño descanso en el Congreso Mediterráneo de Yoga que se celebró el pasado mes de febrero en Valencia, donde ofreció un concierto y un taller de yoga y respiración.
¿Cómo fueron tus inicios en el yoga?
Cuando tenía 16 ó 17 años conocí accidentalmente a Swami Vishnudevananda en Madrid, en su primera visita a España. Era el año 74 y me quedé muy impresionado con la belleza de su palabra, la energía que desparramaba a borbotones por donde pasaba. Ése fue mi primer contacto con algo de la India. Lo que más me impresionó fueron su ecuanimidad y la orientación de su pensamiento, que era muy universal. A partir de entonces y a través de diversos formatos en la vida, porque han pasado ya 40 años, me he dedicado en cuerpo y alma al yoga, primero a experimentarlo y ahora a compartirlo.
¿Fuiste discípulo de Swami Vishnudevandanda?
Siguendo la tradición de gurukula, le conocí y tuve una conexión emocional e intelectual con él. Tomé clases con él directamente, viví con él en algunas ocasiones, tomé la formación con su presencia e incluso el periodo de karma yoga que todos los yoguis tienen en los ashrams coincidió en el lugar donde él vivía, en Canadá. Quizás no tuve todo el contacto que me hubiera gustado, pero sí lo suficiente. Finalmente, el contacto con los maestros no es sólo una cuestión física, sino que se trata de conexión. Yo me quedé conectado a él desde que lo conocí, así que ahora me dedico a expander el yoga tal y como él lo compartió.
¿Qué supuso para ti tanto a nivel de práctica como espiritual ser discípulo de Swami Vishnudevananda?
Sobre todo la conexión con un ser realizado, quizá no en el momento en el que yo le conocí, aunque era ya una persona muy evolucionada, pero sí cuando trascendió su cuerpo y falleció en esta tierra no hace demasiados años. También supuso una especie de reconversión de mi vida, yo era jovencito, por lo que tampoco había mucho que reconvertir, pero sí la creación de una energía que significaba compartir durante toda mi vida la belleza que es el yoga como arte de vivir. El yoga realmente es una forma de vivir que implica revisar tu técnica de respiración, comer de una manera sencilla, hacer asanas y sobre todo, transformar la energía densa de tu pensamiento en una energía prístina y cristalina. En una energía que va desde la sensación de angustia, miedo e ira, a la sensación de paz, de amistad, de amor incondicional. Él me lo enseñó de esta manera tan sencilla, a través de estos cinco elementos. Luego lo he incorporado constantemente en mi vida y no he dejado de practicar de una manera u otra a lo largo de todos estos años. También, y esto es importante, me enseñó a comprender que el yoga es un arte de vivir, de vivir en el sentido de plenitud, de gozo y que en cualquier lugar, espacio o tiempo en el que te toca transitar por esta tierra, debes estar en contacto con la vida consciente. Esto quiere decir que cualquier cosa que te toca en la vida puede servir. Cualquier lugar en el que tú trabajas, puede convertirse en un espacio de yoga y eso es lo más importante. Esto es lo que me enseñó Swami Vishnudevananda.
¿Por eso impartes yoga en tu trabajo?
Actualmente trabajo como Gerente del Consejo General del Poder Judicial y, dado que Swami VIshnudevananda me enseñó a incorporar el yoga en cualquier espacio, en cualquier tiempo y en cualquier grupo humano, hace ya unos años incorporamos estas técnicas en el mundo judicial. Se hace a través de ejercicios muy sencillos, básicamente de visualización, de concentración, asanas de cuellos, hombros, ojos, escápulas, piernas, brazos, manos, pero sobre todo imparto la clase con chaqueta y corbata, es decir, en traje de oficina. Los receptores, jueces y magistrados de todas las jurisdicciones y todos los niveles, incluidos los magistrados del Tribunal Supremo, también reciben las clases vestidos de chaqueta y corbata o en traje de vestir en el caso de las mujeres. Es una maravilla poder compartir en esos espacios, con personas que normalmente están muy alejadas del yoga, y enseñarles una serie de pequeños instrumentos para poder disfrutar un poco más de la vida y evitar el estrés. También lo hemos hecho recientemente en despachos de abogados, aprovechando mi inmersión en el mundo judicial, compartiendo el yoga con personas que probablemente nunca irían a un centro de yoga. En cambio, como el yoga se traslada a sus oficinas y no hay que ponerse de blanco ni de colores, ni tumbarse en el suelo, pues entienden algo que no llegarían a entender.
¿Te cuentan que hay mejoras en su vida o en su estado?
Te diré que lo más importante no es que me lo cuenten. A veces alguno me manda un correo electrónico y tenemos un poco de comunicación, pero no tienen que decir nada. Simplemente lo recomiendan a todos sus compañeros y entonces éstos acuden al curso de “Técnicas de relajación en el puesto de trabajo para combatir el estrés”, que es como se llama oficialmente, aunque es puro yoga, tal y como lo aprendí de Vishnudevananda. He comprobado que muchos vienen porque sus propios compañeros les han dicho que si quieren combatir el estrés, practiquen yoga. Por estos cursos ya han pasado en España más de 600 jueces y magistrados, que es más del 10% de los jueces y magistrados que hay en España.
Acabas de publicar el disco con poemas de Rumi con música, ¿de dónde te viene la afición por la poesía? Porque también creas tus propios poemas…
En un precioso libro que yo siempre recomiendo que se llama “Así Piensa Sivananda” y que publicamos en honor de Sivananda y en honor del trabajo que Vishnudevananda había hecho en España, hay un poema y en especial una frase de Sivananda que dice “La vida es poesía, no prosa”. Desde que recuerdo haber empezado la práctica del yoga, sin saber muy bien por qué, me vinculé al mundo de la poesía en el sentido de experimentar o de leer con gozo supremo algunos poemas de poetas universales de cualquier pensamiento espiritual, porque yo creo que los poetas no son de ningún lado. Yo intento, como aprendiz de poeta, tampoco ser de ningún lado. Me llamaron especialmente la atención los poetas místicos porque están muy cerca de la meditación. Y ninguno se enfrenta a otro, saben que realmente lo importante es lo que nos une, que son más las cosas que nos unen que las que nos separan. Entonces empecé a vincularme a la lectura. Luego las experiencias de la meditación te llevan a empezar a escribir pequeñas cosas, sencillas, que poco a poco fueron creciendo y, como los yoguis somos muy osados, los empecé a compartir con algunos amigos. Además, desde hace muchos años tengo una gran relación con un gran compositor americano que se llama David González, el cual decidió un día hacer música para los pequeños poemas que yo estaba escribiendo. Con estos poemas hicimos un espectáculo musical en el que hay un sustrato de música que está especialmente creado para el poema. Así hay una forma de comunicar lo más íntimo de la meditación a través de la palabra en la música, con lo cual, el que viene al concierto recibe en el fondo palabras relacionadas con la meditación y música que lo envuelve todo y que te hace entrar en un estado meditativo profundo. Hasta ahora hemos hecho tres discos, el primero se llama “No para mi alma de reír”, y el segundo “Despacio”, ambos con poemas que yo he escrito. El tercero, “Contemplar la luna”, son poemas de mi gran inspirador, Rumi. Y esta es la historia de esta trilogía.
¿Has pensado alguna vez en cantar los poemas en vez de recitarlos?
Algunas personas me han dicho que el siguiente paso es cantar, incluso hay un poema que casi está cantado. Lo importante es que al narrarlos con entusiasmo, la gente conecta con esa sintonía y la gente en algunos conciertos acaba bailando y dando palmas.
Entre el trabajo, el yoga, congresos, escribir poesía, artículos…¿cómo se consigue ensamblar todo eso en la vida sin estresarse?
La respuesta es muy sencilla. Intentando seguir cada día los 5 principios del yoga que sintetizó Swami Vishnudevananda. Tan sencillo como esto: ejercicio adecuado, respiración adecuada, relajación adecuada, alimentación adecuada, pensamiento positivo y meditación. Y es que no hay mucho más. Al final uno necesita dormir menos y puede estar atento/a a lo que sucede a su alrededor y la vida se configura como un estadio constante de creación. Creación, creación y compartir.
Os dejamos a continuación un vídeo de Gopala del poema Rubayats, del disco “Despacio”. Podéis adquirir sus discos en su página http://gopalaweb.blogspot.com.es/